En estas instalaciones-pinturas, la artista explora el espacio urbano como espacio escenográfico: cada uno de los cuadros representa un fragmento de la ciudad. Estas obras sugieren que la ciudad en la que vivimos es una construcción imaginaria, un territorio que cada persona ocupa a su manera, un habitat que cada cual crea cotidianamente a partir de fragmentos (de recuerdos, de experiencias). El sentido surge a través de la relación entre los diferentes fragmentos, entre la tensión que se establece entre los espacios vacíos, los silencios. A través de la representación del espacio exterior (evocación de la arquitectura) y del espacio interior; entre el espacio real y el espacio metafórico.
Casa de la cultura Plateau-Mont-Royal, Montreal, Canadá – 2002
Centro de creatividad Les Salles du Gesù, Montreal, Canadá – 2001
Galería Universal, Santiago de Cuba, Cuba – 2000